La Guerra de una Madre Traicionada

Capítulo 92

Sabrina, sin otra alternativa viable, decidió intentar comunicarse con André nuevamente, marcando su número con dedos temblorosos mientras soportaba las miradas escrutadoras de

las recepcionistas.

-Ring, ring, ring...

El teléfono continuó sonando en el vacío, sin que nadie respondiera al otro lado

de la línea. La llamada se interrumpió automáticamente tras varios tonos infructuosos.

Las dos recepcionistas la observaban con expresiones cada vez más despectivas, como si contemplaran un objeto indigno de ocupar el mismo espacio que ellas. Sus sonrisas falsas se habían transformado en muecas de desdén apenas disimuladas.

Una de ellas, clavando su mirada en el semblante luminoso de Sabrina, dejó que un destello de envidia atravesara sus pupilas mientras destilaba veneno en cada palabra.

-Resulta hilarante que la supuesta señora Carvalho ni siquiera pueda establecer comunicación con el presidente. ¿A quién pretende embaucar con semejante farsa?

-Es verdaderamente asombroso cómo cualquier desconocida se cree con derecho a acceder al presidente Carvalho. La audacia de las amantes contemporáneas parece no tener límites.

-He presenciado a incontables mujeres que, amparadas en una belleza superficial, intentan seducir al presidente, pero jamás había contemplado tal nivel de descaro como para usurpar la identidad de la señora Carvalho.

A pesar del tono bajo que empleaban, Sabrina captaba con nitidez el menosprecio impregnado en cada sílaba que pronunciaban aquellas mujeres.

"No puedo creer que después de cinco años compartiendo matrimonio con André, no solo carezco de reconocimiento, sino que también me niegan el más básico respeto", pensó Sabrina, sintiendo una punzada de humillación atravesarle el pecho.

-¿Se encuentra André actualmente en la empresa? -preguntó, manteniendo la compostura a pesar de la hostilidad palpable.

La recepcionista respondió con glacial indiferencia:

-Lamento informarle que los protocolos empresariales nos prohíben revelar la ubicación del presidente Carvalho a personas ajenas a la compañía.

Su compañera añadió con mordaz ironía:

-¿No afirmabas ser la señora Carvalho? Resulta peculiar que la esposa ignore si su propio. marido está o no en su oficina.

Sabrina, observando sus rostros marcados por la burla, optó por dirigirse al sofá de espera ubicado en el vestíbulo, manteniendo la dignidad en cada paso.

Las recepcionistas, habiendo catalogado a Sabrina como una cazafortunas con intenciones

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cuestionables hacia André, exhibían una actitud progresivamente más hostil al comprobar que no tenía intención de abandonar el lugar.

-Te aconsejo que te retires inmediatamente, el presidente Carvalho jamás accederá a recibirte. -¡Las mujeres de tu calaña solo contaminan nuestra atmósfera corporativa!

-¡Si persistes en quedarte aquí, me veré obligada a solicitar intervención de seguridad!

-¡Abandona estas instalaciones ahora mismo!noveldrama

Inicialmente, Sabrina había evitado confrontar a las recepcionistas; comprendía que simplemente cumplían con sus obligaciones laborales y no deseaba generarles complicaciones innecesarias. Sin embargo, la conducta de ambas transgredía flagrantemente cualquier estándar de ética profesional, evidenciando que descargaban frustraciones personales.

Analizando su postura defensiva y territorial, Sabrina esbozó una sonrisa interior. El magnetismo que André ejercía era aparentemente más potente de lo que había estimado.

Girando para encararlas, Sabrina habló con calculada serenidad.

-¿Es este el comportamiento protocolario que caracteriza a las recepcionistas del Grupo Carvalho?

Extrayendo su teléfono móvil del bolso, orientó la cámara hacia ambas mujeres con determinación.

-Me pregunto qué impacto tendría en las redes sociales o en medios informativos

si esta situación se volviera viral. ¿Podría convertirse en titular prominente?

Con una sonrisa que disimulaba su indignación, continuó:

-Quizás podría titularse... "Recepcionistas del Grupo Carvalho exhiben comportamiento propio de riña callejera. ¿Refleja esto deficiencias en los estándares profesionales de la corporación o constituye un rasgo inherente a su cultura empresarial?"

-¿Han considerado cómo esta información podría impactar negativamente en la cotización bursátil del Grupo Carvalho?

Al percatarse de que Sabrina estaba documentando la escena, el color abandonó instantáneamente los rostros de ambas recepcionistas.

La naturaleza o condición de Sabrina era una cuestión, pero su enfoque hacia la integridad profesional representaba una dimensión completamente distinta.

Si este incidente trascendiera a la prensa y comprometiera la reputación corporativa del Grupo Carvalho, las repercusiones serían absolutamente inasumibles para ellas.

Las dos mujeres experimentaron súbita inquietud, conscientes de que la remuneración y prestaciones ofrecidas por el Grupo Carvalho destacaban entre las más competitivas del sector, y obtener un puesto allí, incluso en recepción, constituía un privilegio al alcance de

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pocos.

Ambas habían desarrollado, tras años de servicio en el Grupo Carvalho, un sentido de superioridad y cierta arrogancia injustificada en su trato con los demás.

Pero en esta ocasión, habían encontrado un obstáculo que no podrían superar con facilidad.

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